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EL MIRADOR DE JOSEFINA AYERZA (I) (II) (III)

Los primeros Norteamericanos en prestar atención a Lacan fueron los académicos - en 1967 John Hopkins University convocó un coloquio sobre estructuralismo del cual participaron personajes como Barthes, Todorov, Girard, Vernant, Lacan, Derrida... ; las ponencias de los mismos fueron más tarde publicadas por la misma universidad bajo el título de Structural Controversy.

Todos estos personajes vuelven y se quedan en París, menos Jacques Derrida que establece conecciones dispuesto a orientar la controversia - con dos profesores de Yale: Geoffrey Hartman y Paul de Man - en la fusión del estructuralismo y el New Criticism: Deconstrucción.

Derrida propone bajo el nombre deconstrucción una metodología para la interpretación conjunta de textos y poder político-una oferta que los intelectuales no iban a rechazar (el hecho de que aprendiera a hablar en inglés tampoco fué ninguna desventaja). Digamos que los EEUU es un país profundamente chauvinista, "América para los norteamericanos... etc." y sin embargo hay un lugar para los extranjeros. El problema es que este lugar depende de que los aliens (así se los llama en los documentos inmigratorios) aserten una continuidad (consistency); de ahí su credibilidad.

Entonces mientras los Lacanianos se mueven entre los países adonde ya hay grupos afirmados como tales, Derrida deja su país regularmente para llegarse a las universidades de EEUU; muy pronto su voz ganó el interés de aquellos que miraban a Francia en busca de nuevos modos para interpretar el caracter de los tiempos, digamosle así.

El Seminario de Lacan sobre "La Carta Robada" había sido el uno y único edicto para la Academia Norteamericana. Si la versión irónica de Derrida The Purveyor of Truth la deconstruyó a un punto de asesinato, el prestigio ganado por Lacan entre los estudiantes norteamericanos resistió bien el embate; sobre todo entre los estudiantes de Francés que podían leer a Lacan en los textos.

Derrida no derrocó las teorías de "La Carta Robada", más bien las confirmó. El tema es que su influencia gradual, consistente, hizo que el interés por Lacan pasara de los departamentos de Francés a los de Inglés. Y sí, algunos estudiantes hablan el francés; yo también lo hablo - el Lacan que yo leo está filtrado por un francés aprendido a la manera que se estudia una lengua extranjera - sobre la base del castellano y el inglés mismo.

El caso es que hablar francés y leer a Lacan no es la misma cosa - el estilo de Lacan impugna el francés coloquial, sus maneras más parecidas al arte de decir, si no al artificio de decir, vuelve arduo el oficio de leerlo y traducirlo, "Madame, je suis intraduisible", soltó a una traductora alemana.

La adversidad respecto del lenguaje coloquial es una tradición en la literatura francesa, pero no en los EEUU. Y esta podría ser una de las razones por la cual el famoso Nuevo Historicismo de la academia precisa del intérprete.

El resultado es un Lacan Derrideano? de maldad insolente. La maldad insolente de Lacan es que no se deja leer, que articula aquello que no se articula (el silencio entre las palabras), que la madre no sabe qué le pasa al niño, que la mujer no existe.

En 1975 Lacan fué invitado a la Universidad de Yale. En el texto de presentación, publicado por Soshana Feldman en Yale French Studies, Paul de Man alude a los Escritos como un succés de librairie. Lacan, un best-seller, Norton & Company lanza Écrits, A Selection, en 1977.

Catorce años más tarde la controversia está enterrada.

Me hace pensar esto la manera enfática con que la academia quiere reemplazar el estructuralismo y el post-estructuralismo por la Nueva Historicidad; una historicidad que se nutre del pragmatismo y elude el masculismo.

Richard Rorty en principio ensalza a Derrida. Como es que lo ensalza y al mismo tiempo lo critica? Para el caso disertaba sobre "Feminismo, ideología y deconstrucción: un punto de vista pragmático."

"El masculismo (masculism) es un monstruo infinitamente más feroz que cualquiera de los pequeños monstruos parroquiales con que los pragmáticos y los deconstruccionistas tienen que habérselas. Porque el masculismo es la defensa de la gente que ha estado en la cima desde el principio de la historia contra todo intento de ser superados, de ahí que este tipo de monstruo pueda sobrevivir igual de bien en una filosofía anti-logocéntrica o en una logocéntrica."

"La tradicion logocéntrica", ahora Rorty cita a Derrida, "está ligada de manera sutil a la pulsión por la pureza - en haras de la libertad respecto de las mujeres - simbolizada por la esencial y esencialmente sublime figura de la homosexualidad viril."

Para Rorty la contribución sobresaliente de Derrida concierne el entretejido que hace con Freud y Heiddeger "de diferencia ontólogica a diferencia de sexo este entretejido nos dejaría ver por primera vez la conexión entre la búsqueda de la pureza de los filósofos, la subordinación de las mujeres y la homosexualidad viril (el tipo de homosexualidad que Eve Sedwick llama homo-homosexualidad, también epitomizada por Jean Genet en su proclama de que "un hombre que se monta a otro hombre es dos veces hombre)". Pero agrega que "paralelo a esta instropección" - en el Geschlecht I de Derrida - "el paquete sorpresa de artimañas llamado deconstrucción, es para él de importancia bien relativa."

Joan Copjec me visitó esta tarde con la buena noticia de que le acaban de ofrecer la dirección del departamento de literatura inglesa de la Universidad de Nueva York.

En la ruta una vez más? La nueva daba para ilusionar.

Pero quién es Joan Copjec?

Directora de la revista October en los años 80, Copjec introdujo a Slavoj Zizek como editor invitado en esta misma revista; en cada número leíamos los artículos de ambos, pero el privilegio no duró para siempre.

Un primer altercado convulsionó los escritores gay. Rosalind Krauss, directora en jefe no pactaba y muy pronto se retiraron de October, Douglas Crimp a la cabeza. El segundo altercado implicó a las feministas; tampoco pactó Rosalind Krauss con Hel?ne Cixious y compañía y así fué como se alejó otro grupo de escritores que hubo que lamentar. El tercer altercado terminó con los lacanianos. Yo, con sentimientos encontrados, porque de ahí en adelante tanto Copjec como Zizek firmaban en exclusiva para Lacanian Ink.

Joan Copjec es profesora de Inglés y Literatura Comparada y directora del Center for the Stydy of Psychoanalysis and Culture de la Universidad de Buffalo - sus estudiantes compilan la revista Umbra. Es autora de Read My Desire, publicado por la MIT Press en 1994.